Palomar en Villavicencio de los caballeros (Valladolid) |
Tiernas caricias de Midas
derraman paisajes
de soledades áureas,
sencillos refugios
donde gravita el vuelo de las aves
exhaustas portadoras
de mensajes de amor.
Filtra el cielo
su laurel de azules
y en cada año que pasa,
con su equipaje de ausencias,
se advierte un remanso
donde escribirte un verso
que por seguir amándote
siempre es pequeño.
ole, ole, y ole, me encanta el poema. Más que apisaje es un todo: un paisanaje.
ResponderEliminarPD: Marcela con problemas para firmar.
La foto, preciosa. El poema, de los que llegan al alma. En mi caso, al alma de la infancia, cuando pasaba los veranos en Castilla.
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