03/05/2020

OBVIEDADES

Mi madre fue eso, mi madre. 
Dicho así parece una obviedad, pero las obviedades no dejan se ser importantes por ser obviedades. Mi madre me quiso y eso es algo que se siente y se siente porque es algo que no se dice, no es necesario, ¿para qué redundar en lo que ella ni se planteaba de otra manera? ¿Para qué romper con palabras el gesto, el estar y ser por encima y a pesar de todo?


Yo quise (quiero) a mi madre y eso lo sentí con enorme desgarro el día que aquel maldito aneurisma rompió el hechizo. Cuando la ausencia te evidencia, de nuevo, la asumida obviedad.

Me da igual el día de la madre, pero también me da igual el día «de lo que sea» y algunos los conmemoro, al fin y al cabo no pasa nada porque existan días para constatar las consabidas obviedades.

Y no, a mi madre no le debo la vida, porque si algo aprendí de ser hija es que las cosas importantes ni se pagan ni se deben, solo son eso, cosas importantes y eso permanece siempre pegado a la piel (obviamente)

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