Pues ahora digo Diego donde digo dije o no se lo que dije porque lo dije cuando lo dije (que del escrito anterior va para once años).
Esta Asturias de mar y monte hoy me hace recoger las piedras y tirarme al matu ¡Hala, que sí, que llevo aquí ya 20 años y casi me creo que nací en madreñes!
Esta tierra te encoje las entretelas y te repliega las costuras, da igual que haga sol o que te empape el orbayu, sales, te bajas del coche, estiras un poco el pescuezu y los pelinos pónsete tos de punta, miras al fondo y todavía necesitas tres horas para seguir mirando y con la Nikon al cuello reniegas de no haber estudiado más cursos de fotografía atontada en la ignorancia de no entender, que eso que se ve, no se guarda en ningún sitio, te lo llevas contigo para siempre y duermes esa noche con la pestaña más guapa.
El martes fuimos hasta Somiedo, y en un alarde de intrepidez (solo yo sé lo que me inquieta ignorar qué precipicios habrá en un alto de 1.700 metros) subimos hasta el alto de La Farrapona (que me quedé yo con la duda de quién sería señora de tan contundente nombre) y de allí caminamos un ratín hasta el Lago de la Cueva y como era martes y la gente se había ido a comprar al Corte inglés pues estábamos solas y se oía la tarde, volaban las rapaces, se agitaba el saúco y el sol, que se negó en Gijón, arañaba los riscos somedanos.
Llegamos luego hasta Veigas para invadir una intimidad lejana, la de las viviendas de teito de escoba donde el paisano que las muestra, socarrón él, relata con aparente gusto y gana lo que fue lugar de infancia donde habitaron, hasta bien entrada la vida, alguna mujeres de la familia que subían el agua desde el río por una inclinada cuesta que, sin duda hoy, han empinado adrede para purgar la ignorancia foránea de quienes santificamos lo antiguo negando la modernidad que creemos propia y tal vez, por eso, bien que se enfadó el susodicho cuando observó mi recelo al mirar lo que él señalaba como el hueco de la tele.
-¡No se ría usted que hasta hace 30 años vivió aquí gente!
Y yo me puse seria, que tanto me daba que fuera verdad o mentira, al fin y al cabo ya había evidenciado mi estupidez.
Y recordé a mi cuñado, maragato de cepa, habitante censado de Castrillo de los Polvazares, cuando cree adivinar en cada visitante de domingo, un disimulado reproche por no ir vestido a la usanza. Pero de esto, y con permiso, hablaré otro día.
olé, qué rural se te ve, jajajajaa. La farrapona, qué nombre tan estupendo, como de personaje de novela.
ResponderEliminarTu de residencial y yo de rural ¿pero no eras tú la pastora?...
ResponderEliminarno sabes wapa la suerte que tienes de poder hacer esas exursiones , aqui desde el torrao de la castilla , te lo cuento yo,aunque tengo que reconocer , que los campos de nuestra tierra ,con ese color amarillo oro, son preciosos, el dar un paseo a la caida del sol , por esas carretera rurales, por la que pasa un coche de ciento en viento, y que te tienes que apartar , por que los dos no cabemos, pues que te voy a decir , tambien tiene su encanto, pero sigues dando envidia, por que no tienes pereza , por que tienes tiempo para realizar tus cositas, por que tienes... , pues esas cosas , en fin sera asi
ResponderEliminarPues es cierto que las casas de teito de Veigas estuvieron habitadas hasta hace pocos años. Las recuerdo cuando de guaje, en los años 70, venía mi padre a buscarnos en vacaciones con el caballo a la mesta, donde para el Alsa y sale ahora la carretera a Saliencia, y nos quedaba un camino de dos horas hasta llegar a Arbeyales, por el sendero que pasaba por Veigas y Villarín. Y pensar que hoy puedes ir en 20 minutos en coche hasta la Farrapona (17 km). Gracias a Pedro de Silva y Jesús Arango. Por cierto Jesús Arango ha publicado hace poco un libro titulado "Somiedo, de la trashumancia al parque natural" muy interesante para apreciar la evolución del concejo desde los años 80 al 2009, aunque al foráneo pueda aburrirle la profusión de datos.
ResponderEliminarLa próxima vez camina un poco más y sube a ver el lago Calabazosa y las brañas de Cerveriz y Camayor y otro día excursión al lago del Valle por ese precioso antiguo valle glaciar.