27/06/2012

LÁGRIMAS EN ZAPATILLAS


Algunos días las emociones visten de calle, con ropa cómoda, vienen de al ladito mismo, del codo a codo. Sí, hoy me he emocionado y lo he hecho con lágrimas de esas que te brotan sin reparo, lágrimas en zapatillas. 

Víspera de vacaciones y para evitar concentrar las despedidas en el último día, un compañero se despide para marchar a otro cole y, aun siendo joven, lo hizo a la antigua usanza, con unas palabras; dicho lo cual cualquier mente mal pensante derivaría tal hecho en ñoñería. Sin embargo hemos recibido una sonora bofetada de ternura y yo me he sobrecogido al comprobar que sí quedan hombres de verdad, de los que no vienen llorados de casa porque las lágrimas se comparten y lavan el corazón, un hombre hecho de pasta de escuela al que su alumnado abrazó hasta romperse porque supo poner ternura y demostrar que esta profesión también es de chicos.

No sabes, David, qué lección nos diste hoy en esa casa que llamas tu universidad de la vida, hoy nos enseñaste a ser mejores, calmaste el tremendo calor con un chorro refrescante de humildad y de bonhomía y te aplicaste en el esfuerzo de pronunciar tus palabras ahogadas por la emoción sin complejo alguno.

Dicen que los regalos poseen algo de quien los hace, yo, por si acaso guardaré con cariño tu pasmina y me la echaré al cuello cuando sienta que la sombra de la inocencia amenaza con desaparecer para siempre.
Gracias chaval, ¡vaya como te voy a echar de menos!

3 comentarios:

  1. Pues estas palabras tuyas para David también emocionan Bego, que bien te sale poner en palabras los sentimientos...snif,snif. David siempre sorprendente...y tan tierno!
    Meli

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  2. Uf acabo de leer estas palabras y ya sabes como estoy, vaya día¡¡ pensé que ya había cambiado pero veo que aún no puedo contener tanta emoción. Como dije muchas veces las cosas salen de dentro y hoy imposible evitar esta situación, pero ante este momento tan difícil me sentí cómodo con vosotras. GRACIAS.

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  3. Pues yo también me he emocionado al leerte, por la historia y por cómo la cuentas.
    ¡Qué gusto, encontrarse con personas así! Y más, en la escuela, donde nos dejamos (bueno, yo me dejo) arrastrar, más de lo recomendable, por el estrés , las prisas, los agobios y las exigencias y nos olvidamos de lo importante, de lo que de verdad mueve montañas: el afecto y la ternura.
    Felices vacaciones, compañera.

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