01/05/2011

¡FELICIDADES PAPÁ!

Algo me obliga a tener esta foto en mi mesilla
-¿Qué dijo Don Pelayo? ¡Todos a caballo!

Con esta cuña recuerdo a mi padre atravesar las conversaciones, nunca entendí por qué lo hacía pero formaba parte de su peculiar manera de afrontar las relaciones. Era algo así como un coleccionista de frases que aprovechaba para enseñártelas a la menor oportunidad viniera o no a cuento.

"¡Una huella!, o es que el ladrón era cojo o es que había metido los dos pies en una alpargata."

Tan encantador como atormentado, tan cariñoso como arisco fue un hombre insatisfecho, de eso estoy segura.

Le recuerdo de niña agarrada de su mano recorriendo el Campo Grande para ir a ver a los patos o hacernos una foto en la Fuente de la fama. Los bombones de licor o las lenguas de gato para ir al cine a una tolerada: Cantinflas, Blancanieves, o 2001 una odisea del espacio, daba igual, allí estábamos en butaca de patio y de pasillo para que yo pudiera escorar hacia un lateral y nadie me impidiera verlo todo "de cine".

Después llegó el vermú de los domingos cuando ya adolescente iba a buscarle al España y recorríamos la ruta que mediaba entre la Fuente dorada y el barrio de San Juan.

Había cierta complicidad entre ambos, ¡lástima que la vida nos desencontrara tantas veces después! y ahora, cuando pienso en él, siento el profundo dolor de lo que debiera haber sido y no fue.

Le quise con un cariño difícil como era él, hombre lleno de sombras por desear luces imposibles. Tal vez terminó como un personaje de tango, lo que fue su gran pasión y un hacedor de mitos que reverenció a un Carlos Gardel con el que estoy segura se medía ante el espejo. Una vez que le oí cantar "Como abrazado a un rencor" me estremecí como si sintiera con él ese miedo ignoto de morir crucificado en sus penas, como dice la canción.

Pero la muerte tiene ese algo de bálsamo purificador de recuerdos y hoy me quedo con el padre de mi infancia, el que me amonestaba con la mirada y se subía conmigo a los caballitos. El que me enseñó a manejar el cuchillo y el tenedor y el que me compró mi primera cámara de fotos, el de los bombones de licor y el mosto con calamares, el que llamaba a todas mis amigas Margarita y se vestía cada sábado como si fuera a conquistar el mundo.

A veces pienso si no tuve dos padres, el de los domingos y el otro, espero que este haya encontrado la paz, el otro hoy habría cumplido 85 años. ¡FELICIDADES PAPÁ!

4 comentarios:

  1. Me uno a tu felicitación y sí, también me quedo con el padre de mi infancia, el que se queria cambiar por mi el día de reyes, el que me acariciaba la cara con la patilla de sus gafas,me conseguia los cromos que me faltaban de las colecciones o bailando tangos con la única mujer con la que sabía bailarlos,mamá.
    Muy bonito.
    ¡Anganchitooooooooo!

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  2. Es grato sentir la felicidad del tiempo en el padre, me alegro con vosotras,
    Bego que bien lo expresas
    Yo todavia con el mio ,aguardo mucho rencor para llegar a vuestra felicidad.
    Felicidades

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  3. Mi padre es muy especial, ya lo dije en mi blog, y como el tuyo también es de soltar sus frases hechas. La que me gusta más es la de "Quien tiene el culo arrendao no puede cagar donde puede", con perdón.

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  4. Gracias hermana por ampliar los recuerdos, ese Anganchito me parecía tan propio que no pensé que permaneciera en el recuerdo de alguien.
    Ana, el rencor no es rentable sí el recuerdo sereno y objetivo.
    Marcela, gracias por recordarme esa frase, te la oí decir en una ocasión y nunca la recordaba entera aun cuando quise utilizarla muchas veces.

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